Punto de Sutura: Cegado por el sol

lunes, mayo 08, 2006

Cegado por el sol

La infancia puede ser muy dura. El tipo de la foto siempre tuvo que esconderse en los recreos. Angustia. Cuando los muchachos tenían que elegir jugadores para formar sus equipos de fútbol él siempre quedaba el último. Nadie le quería en su equipo. Se echa a suertes quién empieza a elegir. Cara o cruz, pares o nones, lo echamos a los chinos, piedra, papel o tijera... Uno de los dos gana y el que gana elige. Coge al chaval más desarrollado, el que podría aparentar cinco años más, el más fuerte. Los dos muchachos van eligiendo y al final sólo queda el tipo de la foto. Se lo queda el que perdió cuando lo echamos a suertes.

El tipo de la foto es Piero Fassino, un político italiano. Actualmente es secretario general de los Democratici di Sinistra (DS), un partido socialdemócrata y neoliberal que se escindió hace 15 años del Partido Comunista. Pero eso no importa.

Fassino es un político peculiar. Forma parte de la escena mediática, desde luego, y acude frecuentemente a debates televisivos. No es un político seductor porque no es guapo y no tiene planta. Tampoco es un demagogo ni un exaltado. No tiene nada de lider sindical barbudo ni de antiguo militante comunista. Es un funcionario. Tiene un trabajo y se esfuerza en ejecutarlo eficazmente. Es un profesional.

Fassino analiza el mundo a través de montañas de datos. Como un matemático loco, como un alquimista de los nuevos tiempos, pretende comprender la esencia de la realidad a través de datos, símbolos y cálculos. Tiene datos económicos (del producto interior bruto, de la tasa de paro interanual, de la balanza de pagos, de la inflación, de la presión fiscal ...), tiene datos sociodemográficos (edad media, distribución de la ocupación, esperanza de vida...), tiene encuestas y sondeos, tiene todas las leyes redactadas por el Parlamento en los últimos cincuenta años, tiene también los proyectos de ley y las apelaciones, las sentencias y las previsiones.

Esta es la venganza de Fassino. Ha escapado por fin del patio y de los recreos. Se encuentra en otro mundo, a otro nivel simbólico, y ejerce de sabio oficinista. Ha estudiado mucho. Dicen que es un trabajador incansable. Suele trabajar hasta las diez de la noche todos los días y madrugar ascéticamente. No se concede apenas vacaciones. Es fácil imaginarlo en una polvorienta biblioteca, en medio de la penubra, encorvado sobre una mesa y subrayando párrafo tras párrafo. Una luz directa y fría le ilumina. Todos se han ido ya a casa.

La fuerza de la corriente energética de datos ha hecho a Fassino increíblemente resistente. Es capaz de ir regularmente a "Porta a Porta", el debate televisivo presentado en RAI por Bruno Vespa (un lacayo de Berlusconi con aspecto de madre superiora).

"Porta a Porta" es un programa rodado en un decorado cutre, con sillas para los invitados, paredes blancas y una gran pantalla donde se van emitiendo videos. Los invitados van llegando poco a poco a lo largo de la noche. Entran por una falsa puerta después de que se escuche el sonido de un timbre y la canción de "Lo que el viento se llevo". Es un programa importante porque todos los políticos de importancia van allí con frecuencia. Todos. Los de derechas van más a menudo pero no es raro encontrarse también a comunistas, ecologistas, radicales...

El estilo político predominante en Italia es una agresividad caballeresca que a veces es muy poco caballeresca, dependiendo de las dotes de actor que tenga el político en cuestión. Berlusconi (Forza Italia: partido personalista) es un histriónico que está sobreactuando. Prodi (democracia cristiana de orientación social) es un santón demasiado blando. Fini (neofascista) es el caballero agresivo. También D'Alema (del mismo partido que Fassino) y el seductor Rutelli (democracia cristiana). Pecoraro Scanio (ecologista) es incisivo. Bertinotti (comunista) fuma puros. Luego están los secundarios. La Russa (fascista de vieja guardia) es un perro ladrador que luce una cicatriz de navaja que le cruza la cara. Recuerdo de las reyertas de los "años del plomo".

Fassino se planta delante de todos ellos y les derrota con los datos. No tiene identidad más allá de sus datos. Por eso no pueden hacerle daño. Todos sus interlocutores parecen amateurs cuando Fassino inicia sus farragosas exposiciones. No es un oportunista que se ha aprendido de memoria un puñado de cifras para soltarlas en televisión (como el "onorevole" Berlusconi en sus recientes debates contra Prodi). No. Él entiende esas cifras. Las conoce. Es un profesor.

No creo que para Fassino tenga importancia si sus datos se ajustan o no a la realidad del país. Él está convencido de que los datos SON la realidad. Sabe que se pueden seleccionar datos muy diferentes. Sabe que se pueden construir realidades diferentes usando unos u otros. Eso no importa. Él es su profesional. Hará su trabajo eficazmente. Lo hacía cuando era comunista, lo hace ahora con los DS y lo seguirá haciendo mañana, en este o en cualquier otro partido. Puede acusársele de que no tiene ideales, ni esperanzas, ni grandes proyectos de cambio. Nunca pretendió tenerlos. Es un funcionario ejemplar. El primero de la clase.

Si mañana Prodi y Berlusconi se encontrasen en el patio y decidiesen enfrentarse, tendrían que elegir a sus equipos. Lo echarían a suertes y el que ganase elegiría a Fassino como una de sus primeras opciones. Con un Fassino que recopile datos y un par de perros guardianes se puede construir un equipo imbatible en el gran Scudetto: "Porta a Porta".

No deja de ser un desperdicio que un tipo como Fassino dedique sus esfuerzos a este distorsionado show de varieté.

Trabajase en lo que trabajase Fassino sería el mejor, el primero de la clase. Podría ser de gran ayuda en un mundo con otras estructuras. Estructuras diferentes a estas que hay ahora y que muy pocos (tampoco Fassino) piensan en cambiar porque no tienen visión mental suficiente. Fassino ha sido cegado por los datos.

Y para que Fassino pudiese servirnos de ayuda haría falta que el viento si portase via tante, tante cose, via, via col vento.