martes, mayo 16, 2006

Pensamiento y Lenguaje: Un homenaje

Dicen los pensadores de hoy en día que somos lenguaje. No son los primeros en decirlo. Ya lo dijo Freud. Ya se aproximaba Locke cuando mantenía la tesis de la intraducibilidad de las lenguas. Pero el que vino a marcar un antes y un después fue Humboldt:

La "corriente continua que es nuestra experiencia", la Gran Corriente Energética Universal, flota en el óceano del pensamiento (Castaneda lo llamaba el Oscuro Mar de la Conciencia). Este vasto universo viene dividido en diversos elementos. Viene estructurado tal y como está estructurado nuestro lenguaje, con su sintaxis y sus categorías. Esto no es una simple analogía. Es causal. Si el pensamiento no fuese estructurado a través del lenguaje no podría ser dividido en elementos, no podría ser comprendido. Antes de que el hombre consiga dominar el lenguaje, cuando es un niño, el indefenso cachorro flota en el oscuro mar de la conciencia sin tener más que vagas nociones sobre de qué va la historia. Percibe solo un flujo de sensaciones indeferenciadas, en el que se mezclan deseos y percepciones puras.

Por lo tanto somos Lenguaje. Nuestras diversas lenguas son intraducibles, sí, porque plasman diferentes maneras de afrontar la realidad y comprender el mundo. Existen tantas realidades como lenguajes, como palabras, como fonemas, como sonidos, como estímulos.

El acertijo se plantea cuando los pensadores de hoy en día analizan los procesos de percepción humanos. Para estudiarlo lo dividen en diversos elementos, porque si no lo hiciesen así no existiría, sería incognoscible. Y nos dicen que existe una fase crucial. La llaman Macroestructura.

La Macroestructura es un esquema organizado que culmina toda una fase previa meramente perceptiva. Estímulos que han llegado al organismo y el organismo los divide en diversos elementos para poder computarlos. A la Macroestructura llegan ya unos paquetitos compactos y asépticos de escueta información sintáctica y gramatical. Es en ese momento cuando los verdaderos conocimientos que tiene el hombre, sus recuerdos e ideas, su creatividad y su esencia divina, inundan los compartimentos sintácticos rellenándolos con puro pensamiento, energía. Toma vida de esta manera el Lenguaje tal y como lo utilizamos, el Pensamiento tal y como lo utilizamos y la dialéctica entre ambos.

Ese momento es lo que llaman el "punto de sutura" entre el mundo externo y el mundo interno. El hombre deja de ser animal y se convierte en hombre. A partir de ese momento habrá algo fuera y algo dentro y las dos cosas serán igualmente misteriosas e incognoscibles. En ese punto de sutura ganamos nuestro lenguaje y nuestro pensamiento tal y como los conocemos hoy en día. Pero perdemos muchas cosas. Perdemos el contacto con la Realidad y pasamos a vivir un infierno budista de ilusiones. El Lenguaje nos da tantas cosas y nos hace dioses. Pero también nos da problemas. Quizás Lacan fue quién indicó más claramente que el Lenguaje en sí mismo puede ser patológico. Ganamos y perdemos. Nos quedamos en un lado preguntándonos qué habrá en el otro.

Todas las grandes doctrinas espirituales de la historia del hombre postulan la aplicación de diversas disciplinas físicas y sobre todo mentales para poder experimentar una regresión hacia ese punto de sutura. Algunas se inclinan por ir todavía más atrás, hacia un mundo autista de percepciones puras en el que es posible experimentar la verdadera belleza del mundo. La mayoría se conforma con llegar al punto de sutura y, desde allí, con un pie en cada lado, aprovechar las virtudes de ambos mundos y romper las fronteras y las subdivisiones para lanzarse al Oscuro Mar de la Conciencia e intentar hacer lo que siempre nos dijeron que era imposible: comprender algo sin modificarlo con nuestras oxidadas estructuras.

¿Lenguaje o Percepción Pura?. ¿Son opuestos o es posible combinarlos?. ¿Cuál debemos elegir?. Dice Cassirer:

"Los animales inferiores descansan tan tranquilamente en su mundo externo como un niño en su cuna. Las excitaciones del mundo externo forman un sólido tabique que encierra al animal como los muros de una casa que se habría edificado a sí misma y lo separan de todo un mundo que le permanece extraño. Pero esta muralla protectora que envuelve al animal es al mismo tiempo la prisión en la cual está encerrado para siempre. No es posible atravesar esos muros y salir de esa prisión más que en un cierto nivel de vida, donde el ser ya no se halla adherido a la esfera de la eficiencia, de la acción y la reacción, sino que llega a la forma de la representación y a través de ella a la forma primaria del saber".

El acertijo se presenta si uno se plantea la posibilidad de que quizás las afirmaciones de Cassirer sobre los animales inferiores no sean sino la descripción por parte de un animal inferior de su propia especie. ¿Hasta qué punto no estamos todos en esa prisión que Cassirer reserva para los animales inferiores?. Quizás somos nosotros los animales inferiores y esos con un "cierto nivel de vida, donde el ser ya no se halla adherido a la acción y la reacción, son otros. ¿Somos carceleros o reclusos?.

Es duro nadar en el Oscuro Mar de la Conciencia.

Está claro que la respuesta a todas estas preguntas se encuentro en un único lugar: en el punto de sutura.

Observen esta foto. ¿Verdad que parece un feto?:



Es un choque entre dos galaxias.


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Yeah
 
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